Saga Islandeses

Las Sagas y su problemática como fuente histórica (spoiler: no, leer Sagas no es suficiente para saber de vikingos)

La problemática de las Sagas como fuente histórica

Hace tiempo, mucho tiempo, allá por los albores de la Era Vikinga… No, a ver, no tanto, pero sí cuando abrí el blog hace 6 años, os hablé de las fuentes para el estudio de la Era Vikinga: hablamos de la arqueología, la numismática, la runología, la filología y de las fuentes literarias (podéis leerlo aquí). Hoy vamos a desarrollar una de las fuentes más importantes para el estudio del mundo nórdico antiguo y vamos a ver por qué es un enorme, tremendo, apocalíptico y ragnarokiano error creer que las Sagas reflejan cómo era la Era Vikinga al cien por cien. 

Spoiler: no, leer Sagas no es suficiente para adquirir conocimientos sobre la Era Vikinga o sobre los vikingos. Vamos a ver por qué.            

Muchas veces cuando en un debate alguien me dice eso de: «no, pero es que yo me documento solo leyéndome las Sagas porque es lo original, lo auténtico» o eso de «pero es que yo me lo he leído en la Saga de Fulanito CalzasPeludas» pienso, ay, Odín, llévame pronto. Sobre todo porque hay gente que lo usa para tachar un trabajo que ha llevado su tiempo de documentación e investigación histórica. Y en el que seguramente se han utilizado las Sagas… pero no solas o no solamente.

Las Sagas, como las Eddas, o la literatura nórdica medieval en general son una fuente documental imprescindible para los historiadores y las historiadoras, pero (y esto es un pero muy grande, así con luces de neón de las que parpadean) no se pueden utilizar por sí solas, sin filtrar, sin tener conocimientos previos de la época en la que se escribieron y de la época que pretenden recrear (en este caso la Era Vikinga) y sin apoyarse en otras ciencias para corroborar lo que nos cuentan.

Las Sagas son una fuente documental indispensable, pero no como un todo, sino como una pieza dentro del rompecabezas que es la Era Vikinga, en combinación con otras fuentes documentales y otras ciencias como la arqueología, la filología, la numismática, la runología, la osteología y un largo etcétera. Pero, por sí solas, como os digo, las Sagas son literatura medieval con alto contenido fantástico: entretenidas y sumamente divertidas, pero no un lugar en el que buscar documentación rigurosa, fidedigna e histórica de cómo fue la época vikinga y pre-vikinga.

Egil Skallagrimsson
Egil Skallagrimsson en un manuscrito del siglo XVII. Como veis, muy vikingo de aspecto no es.

Muchas personas tienden a creer que las Sagas o las Eddas son «lo original», «lo verdadero» o «lo primigenio», pero en realidad son es la versión más antigua que tenemos a día de hoy en la que aparecen narrados ciertos mitos e historias del mundo nórdico antiguo. Sí, como veremos, algunas beben directamente del mundo vikingo (o incluso anterior), pero las Sagas, tal y como las tenemos hoy, son la versión más antigua puesta por escrito de esos mitos, esas historias, esas leyendas o esos personajes.

Eso quiere decir que entre el momento en el que se empezaron a contar de forma oral esas historias (no sabemos cuándo aunque podamos hacer cálculos) hasta que se plasmaron por escrito siglos y siglos después, no sabemos ni lo que han cambiado respecto a la primera versión, ni qué se ha añadido, ni qué se ha eliminado ni, sobre todo, con qué propósito. Y aquí miento un poco, en realidad para eso estamos los historiadores y las historiadoras, para intentar averiguar esas respuestas, algunas de las cuales tenemos y otras lamentablemente no.

Pero el caso, que es lo que interesa dejar claro, es que en ningún caso algo que sale en las Sagas es la versión cien por cien histórica y real de lo que habrían sido los hombres y mujeres del norte en época vikinga. O, dicho de otro modo, no todo. Y es difícil muchas veces poder trazar una línea que diga esto sí y esto no. 

Según quién contó la historia a quién pudo omitir algo o pudo añadir algo de su propia cosecha porque le interesa; según quién la contó pudo inventar alguna cosa o (como por ejemplo Snorri o Saxo Gramático) pudo añadirle su propia visión cristiana y no pocas dosis de moralina para con las mujeres que se salían de los roles que ellos creían que debían cumplir.

Así que, resumiendo: si queréis la versión primigenia de una historia que aparece en las Sagas o de un mito que aparece en las Eddas, como no cojamos la máquina del tiempo y vayamos a ver quiénes fueron los primeros en contarlo y comprobemos que lo estaban contando bien, está la cosa complicada. Si queremos la versión más antigua de esas historias, aun asumiendo que habrá habido modificaciones y que no nos llega lo original, sino lo más antiguo, las Sagas son la respuesta.

Como dice Judith Jesch, durante mucho tiempo se tomaron las Sagas como tradiciones históricas, sin embargo la historiografía hoy en día tiende a verlas como productos fruto de la imaginación de quienes las escribieron en el siglo XIII y, aunque se admiten sus orígenes en la tradición oral nórdica antigua, no se otorga demasiada credibilidad a la verdad histórica de esas tradiciones.

(Jesch: 2005)

No obstante, casi cualquier estudio sobre casi cualquier aspecto de la Era Vikinga debe aceptar primeramente el testimonio de la literatura nórdica medieval (mayormente islandesa) y sería prácticamente imposible comenzar sin tener esto en cuenta, aunque sepamos que no son algo cien por cien histórico. Sin embargo, para muchos temas es casi la única fuente documental de la que disponemos. Como podéis ver, el estudio del mundo nórdico no es precisamente fácil. Y de ahí tantos y tantos y tantos mitos.

Así que Imaginaos que queremos investigar un tema. Y para ese tema casi solo tenemos como fuente unos párrafos de una Saga. Y sabemos que esa Saga se escribió en Islandia a mediados del siglo XIII, pero nos está contando algo que pasó en Noruega a principios del siglo IX. Lo que tenemos como fuente es la idea de alguien que escribió sobre eso varios siglos después, en otro país y desde una perspectiva cristiana no exenta de prejuicios e ideas propias. No sabemos si eso seguía siendo así, si se lo contó alguien fidedigno o se lo había inventado ya de base, qué inventó él o ella o qué propósito tenía al contarnos esa historia. Así que, ¿sabemos realmente cómo era ese tema que queríamos investigar a partir de esa Saga? No, lo que sabemos (a falta de que otras ciencias nos ayuden a refutarlo o ratificarlo) es cómo la persona que escribió eso, en ese momento y en ese contexto creía que era.

De modo que ninguno de estos textos pueden usarse directamente como evidencia de la historia y de la cultura vikinga; primero deben someterse a un proceso de cribado en el que deben ser estudiadas y analizadas como lo que son: productos literarios de la Islandia de los siglos XII y XIII principalmente. Algunos estudiosos del mundo vikingo, como William R. Short, las consideran algo así como una «novela histórica».

Dicho esto, vamos a explicar en profundidad qué son las Sagas, cuándo se compusieron, quién las compuso, en qué contexto, con qué propósito o qué tipos hay. Para que cuando os las leáis (que es muy interesante y muy recomendable  y vale la pena si os gusta el mundo nórdico) sepáis lo que estáis leyendo. Como es un tema muy largo este es el primero de varios artículos.

Definiendo las Sagas

Como en todo, lo mejor es empezar desde el principio y por lo más básico: qué es una Saga. La palabra Saga en nórdico antiguo (sögur en plural) significa, literalmente, «historia». Cualquier historia. Proviene de la palabra del nórdico segja, «dicho», y podía utilizarse para cualquier cosa contada o narrada, independientemente de su forma, origen o tema. Este origen nórdico antiguo podría relacionar los orígenes de la literatura de las Sagas en un momento histórico anterior al de la escritura de los textos, pero es complicado de asegurar (O’Donoghue: 2004).

Actualmente, sin embargo, entendemos por Saga un tipo específico de prosa o narrativa épica escrita en nórdico antiguo (y casi en su totalidad en Islandia, ya lo veremos) en algún momento a partir del año 1150, de un largo determinado, y basado –en parte– en la tradición oral ancestral relacionada con el pasado legendario de Escandinavia y sus gentes.

Edda
Portada de un manuscrito medieval de la Edda Prosaica

A partir de este punto definir qué son las Sagas es, sin embargo, complicado. Las hay que son de carácter histórico, otras aúnan hechos históricos y ficción a partes iguales, otras son totalmente ficticias sin ningún tipo de base histórica aunque todas (o prácticamente todas) tienen algo en común: las acciones transcurren entre la época de colonización y la cristianización de Islandia, es decir, entre finales del siglo IX y el año 1000.

La peculiaridad de las Sagas radica en que son un género literario sin parangón en otras literaturas medievales europeas aunque, como veremos, bebe mucho de ellas. Su propósito concreto lo desconocemos, pero está claro que por un lado servían como entretenimiento a la vez que, por otro, recopilaban la historia de los islandeses, las genealogías y las biografías de personajes prominentes.

Como curiosidad, la palabra saga un cognado[1] de la palabra saw inglesa, ver.

Tradición oral o nueva creación: el debate historiográfico

Antes hemos dicho que las Sagas con la versión más antigua puesta por escrito de algunas historias y leyendas que se contaban desde mucho tiempo antes. Pues bien, esto es una versión muy simplificada, por lo que debemos detenernos aquí y explicarlo bien. Ha llegado el momento aquí de abrir el melón. Y es que para entender para qué servían las Sagas o para comprender mejor por qué es complicado considerarlas una fuente histórica tenemos que responder primero a la pregunta del millón: ¿las Sagas son en su mayoría tradición oral que se puso por escrito a partir del siglo XII o son obras literarias de nueva creación? Vamos a intentar responderlo.

¿Cómo se crearon las Sagas?

¿Qué parte tienen las Sagas de tradición oral y qué parte tienen de inventiva literaria del autor o autora? Responder a esta pregunta es uno de los principales problemas de la comunidad académica hoy en día.

Existen dos teorías para responder a esta pregunta. De una parte las teorías del siglo XIX, en los albores del romanticismo, y principios del siglo XX (cuando se despertó el interés académico en estos textos) según las cuales las Sagas eran esencialmente textos orales transmitidos de generación en generación antes de que finalmente fuesen puestos por escrito. Por otra parte, las teorías más actuales han llegado a la conclusión de que las Sagas son textos esencialmente creados por escritores en la Edad Media, aunque se basan parcialmente en fuentes orales.  Esta segunda hipótesis la más abrazada por la comunidad académica actualmente, no sin algunas reticencias que vamos a comentar.

Teoría 1: de lo oral a lo escrito

Mucho tiempo antes de la llegada de la escritura a Islandia circulaban de forma oral de generación en generación historias y leyendas de familias prominentes y grandes héroes que habían realizado importantes hazañas.   Estas historias, sin embargo, no eran narraciones libres, sino que, aunque con sus variaciones según quién y cuándo las contase, eran narraciones que el narrador aprendía de memoria de manera codificada y que transmitía al pie de la letra. ¿Cómo eran capaces los poetas de hacer esto? Ayudándose de características propias del estilo oral como, por ejemplo, las repeticiones, las fórmulas fijas, etc.

Aun con esas, como es lógico, se producían errores en la narración o alteraciones según el propio gusto del narrador. Así, las historias, aunque dentro de unos márgenes estrechos, sufrirían variaciones, pero se conservaron durante siglos y, es de suponer, se originaron poco después de la muerte o de la gesta de los personajes principales, sino aún en vida de estos.

Así, en conclusión, la Saga sería según esta teoría un género oral que se puso por escrito varios siglos después de la propia creación de las historias originales y orales y sin demasiadas variaciones. De este modo sus escribas lo único que hicieron fue poner sobre papel (pergamino, mejor) historias que ya estaban en circulación desde hacía algún que otro siglo.

Este tipo de origen explicaría algunos de los elementos o rasgos característicos de las Sagas más propios del lenguaje hablado que del escrito: como la existencia de variaciones según el manuscrito en el que se encuentre esa Saga, como el carácter histórico de las Sagas y como por ejemplo el anonimato de la autoría de la mayoría de ellas[2]. Este tipo de origen, además, es el que se considera válido para otro tipo de literatura como es el Cantar de Roldán o el Cantar del Mío Cid (Bernárdez: 1983).

Teoría 2: literatura de nueva creación… con trasfondo oral

Balder
La muerte de Balder. NKS 1867 4to, Danish Royal Library, siglo XVIII.

Según esta segunda (y más aceptada) teoría, las Sagas no son un género oral que luego se puso por escrito casi tal cual, sino que estas se crearon directamente como textos literarios, como una novela en la actualidad.

Pero ¿entonces no existían historias de tradición oral en Islandia y Escandinavia sobre las que se apoyaron las Sagas? Sí. La respuesta es que existían indudablemente. Sin embargo, estas historias debían ser breves y sin esa supuesta codificación antes mencionada. Habrían sido más bien historietas que recogían información sobre personajes y hechos de siglos atrás pero sin la pretendida elaboración literaria inicial que les otorga la primera teoría.

Para intentar explicar esto debemos tener en cuenta que hasta la llegada del Cristianismo hacia el año 1000 los escandinavos tenían como único sistema de escritura el alfabeto rúnico que, como sabemos, nunca se utilizó para escribir textos literarios extensos, sino para lo que conocemos como inscripciones rúnicas, mensajes cortos.

Con la llegada del Cristianismo se introdujo no solo el culto, sino también un nuevo alfabeto, el romano/latino. El idioma islandés arcaico del momento rápidamente lo adaptó a sus necesidades fonéticas y poco a poco llegó desde el continente europeo el conocimiento de la literatura latina clásica y medieval y otras literaturas en lengua vernácula. Así, en Islandia se empezaron a conocer las historias de la Virgen, de los Santos y de algunos héroes.

Los islandeses ya venían con el zurrón lleno de interés por la literatura (recordemos la poesía escáldica) así que con el nuevo alfabeto, más versátil para producciones literarias de envergadura, y los nuevos conocimientos de otras literaturas no es de extrañar que comenzase su propia producción literaria. Y empezaron, como en casi todas partes, a escribir sobre personajes sagrados en latín (la Virgen, sus obispos), aunque rápidamente pasaron al islandés y a otros temas. Así, comenzaron a producirse narraciones sobre la historia de los países escandinavos, de sus reyes (los noruegos principalmente), o la colonización de Islandia.

¿Y cómo se escribieron estas historias que incidían en la historia del propio país y sus gentes? Pues como se hizo también en otros muchos sitios, recurriendo a la tradición oral como base de una historia que sería mucho más amplia y elaborada.

Las primeras obras de las que se tiene constancia son El libro de los Islandeses (Íslendingabók) o el Libro del Asentamiento (Landnámabók), ambos de de Ari Thorgilsson en el siglo XII; las Sagas de los Obispos (Byskupasögur); las Sagas o Historias de los reyes de Noruega (Konungasögur) o la Heimskringla de Snorri Sturlusson ya en el siglo XIII.

De estas biografías y genealigías se pasó, rápidamente, a las historias sobre personajes importantes o relevantes islandeses igual que se había escrito de obispos o de reyes. Y como en Islandia no había en aquel momento por su construcción política y social nada similar a la aristocracia o la realeza, pues hubo que echar mano de personajes destacables en función de sus hazañas, no de su cuna o familia.

De este modo, los islandeses utilizaron personajes y hechos que transcurrieron en la época heroica de Islandia (desde la colonización hasta la cristianización), pero también hechos y personajes contemporáneos al momento de la redacción, es decir, bastante tiempo después, de modo que volvemos a lo que mencionábamos al principio: es complicado distinguir qué es cierto y qué es inventado en muchos, la mayoría, de los casos. Aunque algunos aspectos sí sean ratificables.

Entonces, si esta es la teoría más aceptada a día de hoy por la comunidad académica, tenemos que explicar algunos problemas que parecían resolverse en la teoría primera.

El carácter histórico de las Sagas

Es obvio que aunque las Sagas en esta segunda teoría no sean una plasmación exacta de la tradición oral islandesa/escandinava eso no quiere decir que no tengan ningún tipo de valor histórico, ya que parte de las fuentes o la base de estas sí tienen carácter histórico.

Pero ya hemos visto que es muy complicado así tomarlas como fuente histórica, porque al tratarse de obras literarias creadas por un autor concreto con fines principalmente literarios y no históricos están plagadas de elementos carentes de realidad histórica, porque no era su cometido ni su intención.

Por ejemplo, en muchas Sagas se muestran temas, personajes o motivos abusivamente repetidos, como en todos los géneros literarios: el joven que viaja al extranjero para casarse con su amada, pero que al final es traicionado por un supuesto amigo que se casa con ella; la aparición de un berserker o algún tipo de gran animal y la lucha contra este; las venganzas similares entre familias y los papeles destacados de las mujeres que promueven estas venganzas.

La poesía escáldica tampoco es sinónimo de antigüedad y veracidad
Flateyjarbók

Página del Flateyjarbók (s. XIII-XIV) La miniaturas marginales representan algunas hazañas de Olaf Tryggvason matando un jabalí y un ogro marino.

Hasta hace relativamente poco tiempo también se creía que la veracidad histórica de las Sagas venía dada por la aparición en estas de poemas escáldicos… pero tampoco.

La poesía escáldica nació, según se cree, entre los siglos VIII y IX y era dominio prácticamente islandés. De transmisión completamente oral, su memorización se favorecía por las rígidas estructuras métricas, rimas internas y reglas, que incluían los kenningar (singular kenning), esas perífrasis o metáforas tremendamente complejas que son características de la literatura nórdica[3].

Este tipo de poesía aparece en casi todas las Sagas, generalmente para evocar algo y se ha considerado que su presencia es una garantía de autenticidad. Certificado ante notario vikingo de que las Sagas son reales e históricas de la época pagana. Pero no.

Se ha demostrado que algunas composiciones son falsas. Falsas en el sentido de que no eran poemas antiguos, sino poemas compuestos en el momento actual y para la ocasión de la redacción de la Saga en cuestión (Bernárdez: 1983), probablemente por el mismo autor de la Saga.

También se ha visto que las primeras Sagas (aunque el tema de la cronología de las mismas en cuanto a su composición es otro jardín en el que meterse) parece que cuentan con más estrofas escáldicas y que a medida que pasaba el tiempo estas se iban reduciendo. Probablemente porque cuento más pasaba el tiempo más se perdía este arte literario tan complejo (por ello precisamente Snorri Sturlusson escribió sus obras). Sagas como la de Njál, que suelen usarse como fuente histórica, por ejemplo, carecen casi por completo de estas estrofas.

Esto podría darnos la idea de que, conforme fue pasando el tiempo, cada vez predominó más la ficción sobre el aspecto histórico. De modo que, por concluir, esta teoría nos estaría diciendo que aunque las Sagas pueden tener una base histórica tiene otra, tanto o más importante, de ficción narrativa.

Las variaciones y las versiones

El otro problema que nos planteaba la primera teoría es el de las distintas variaciones de la misma Saga según el manuscrito en el que esté. Los manuscritos que tenemos a día de hoy son de carácter y antigüedad diversa y, en general, no son originales de la época de su redacción, no son manuscritos originales. Por otro lado, a veces están completos y otras son fragmentarios; a veces recogen las Sagas completas y otras veces solo una parte de estas.

Las Sagas se copiaban una y otra vez, se compraban y vendían, se prestaban y hasta se robaban desde que comenzaron a escribirse hasta el siglo XIX cuando comenzaron a despertar interés académico. Solo esto es razón suficiente para explicar las versiones y variantes.

El anonimato

En nuestra teoría sobre su origen oral era perfectamente explicable que por eso eran anónimas. El redactor no era el autor, sino quien había puesto por escrito una tradición oral casi in alterar. Aquí parece más raro que quien redacta la Saga, que es quien la ha elaborado (porque ha usado una base histórica pero es de su cosecha, es un novela, por decirlo de alguna manera) no la firme. Actualmente nos parece algo impensable. Sin embargo en época medieval no era en absoluto extraño. Es posible que algunas se firmasen y otras no. También es posible que se firmasen las originales y que, al ir copiando una sobre otra, el nombre del autor o autora acabase por desvanecerse.

El estilo

En cuanto al estilo, que parecía según la primera teoría más propio de lo oral que de lo escrito, no es incompatible con esta segunda teoría; de hecho lo cierto es que el resultaría complicado memorizar extensos pasajes dialogados de las Sagas. Por otra parte, el estilo no siempre es el mismo: mientras que en las Sagas de los Obispos o en la historias de los reyes el estilo es mucho más barroco y casi calcado del latín, en las Sagas de los Islandeses, que versan sobre personajes y hechos populares, el estilo es mucho más popular también: escrito como se hablaba. El motivo, si era a propósito o resultado de ser un nuevo estilo sin tradición suficiente, es algo que lamentablemente desconocemos.

En esta primera entdada lo que hemos visto es la problemática alrededor de los orígenes de las Sagas. En próximos artículos analizaremos cuándo se escribieron las Sagas, por qué, por quién y analizaremos el contenido de sus distintos tipos.


[1] Los cognados son términos que tienen un mismo origen etimológico, pero una distinta evolución fonética y, a menudo, también una distinta semántica. Por ejemplo: noche (español), night (inglés), nuit (francés), Nacht (alemán), nacht (neerlandés), nat (danés), noc (checo, polaco y eslovaco), noch (ruso), noć (croata), noć (serbio), nox (latín), nakti- (sánscrito), natë (albanés), nos (galés), nueche (asturiano), nueit (aragonés), noite (gallego y portugués), notte (italiano), nit (catalán), noapte (rumano), nótt (islandés), νύχτα níjta (griego moderno) y naktis (lituano). Τodos ellos signfican ‘noche’ y tienen una similitud fonética evidente; esto se debe a que todos derivan del proto-indoeuropeo *nekwt- ‘noche’.

[2] En la Saga de Njál se menciona la quema de la granja de uno de los protagonistas, Gunnar de Hildarendi, y dónde se produjo. En la década de 1920 los arqueólogos descubrieron los restos de una edificación quemada que coincidían con los de la descripción y el lugar de la saga. O la Saga de Erik el Rojo, que nos da cuenta del asentamiento en Vinland, América del Norte, y allí se descubrieron también restos arqueológicos que podrían coincidir y no solo eso, sino descripciones de la población indígena que posteriormente aventureros y conquistadores europeos de los siglos XVI y XVII reprodujeron de manera muy similar.

[3] Los kenningar son figuras retóricas usada en la literatura nórdica medieval de origen islandés y que servían para nombrar algo utilizando una palabra que lo caracterizaba, reemplazando la parte de la cosa por el todo, o bien simplemente haciendo la asociación por contigüidad. Por ejemplo: batalla es sustituido por «el fragor de los dardos.


Bibliografía

BERNÁRDEZ, Enrique (ed). Sagas Islandesas. Colección Austral, Madrid, 1983.

BERNÁRDEZ, Enrique (1983). Las sagas islandesas. Ensayo de síntesis. Revista de la Universidad Complutense. N.º 1-4, págs. 1-11.

IBÁÑEZ LLUCH, Santiafo (ed). Sagas Islandesas de los Tiempos Antiguos. Miraguano, Madrid, 2007.

JESCH, Judith. Women in the Viking Age. Boydell & Brewer Ltd, Suffolk, 2005.

KELOG, R. The Sagas Of Icelanders (World of the Sagas). Penguin, Londres, 2002.

O’DONOGHUE, Heather. Old Norse-Icelandic. Literature. A Short Introduction. Blackwell Publishing Ltd, Oxford, 2004.

PRICE, Neil. BRINK, Stephan. The Viking world. Routledge, Londres, 2016 (2ª ed).

WOLF, Kristen. Viking Age: Everyday Life During the Extraordinary Era of the Norsemen. Sterling Publishing Co Inc, Nueva York, 2013.

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3 comentarios en “Las Sagas y su problemática como fuente histórica (spoiler: no, leer Sagas no es suficiente para saber de vikingos)”

  1. No había podido leerlo con calma hasta ahora, y me ha encantado. Las sagas es un tema que me apasiona, aunque como sospechaba, se ve hay que cogerlo con pinzas. Aún así son unos textos magníficos. Recomiendo la saga de Egil Skallagrímsson, no tiene desperdicio. Gracias Laia!!

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