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El arte de la guerra vikingo: de gloria, viajes y conquistas

Vale, me paso la vida intentando que la gente entienda que los vikingos no solo eran saqueadores, ni los más violentos del lugar. Ni los únicos. Que la Era Vikinga no era solo guerra. Cierto es. Pero eso no quita para que una (buena) parte de su legado haya sido la violencia. La guerra. Porque lo fueron: violentos y guerreros (pero no solo, recordad).

Sin embargo, hoy no vamos a hablar tanto de dónde fueron y qué conquistaron, sino de cómo lo hicieron y qué les motivó: vamos a hablar del arte de la guerra vikingo y de cultura de la violencia. Y vamos a hablar también de cómo los vikingos se dedicaron a conquistar, pero, a su vez, terminaron siendo conquistados. ¿Cómo? ¿Que de qué hablo? Ya veréis, ya… a final.

Contenido

La guerra era divina

Las causas que dan inicio a la Era Vikinga a finales del siglo VIII son variadas y no hay una explicación satisfactoria a por qué precisamente esos tres siglos (750-1050) produjeron una energía y actividad tan violenta.

Algunas hipótesis apuntan al cambio climático, otras a la presión demográfica… Donde sí hay amplio consenso es en aseverar que el deseo de fortuna tuvieron mucho que ver en el asunto, pero no era la única motivación de los vikingos; había algo más: la búsqueda de la fama, la gloria y el poder

La fama era aún más importante que la riqueza, al igual que lo eran la adulación, la reputación y la notoriedad. Muchos vikingos dejaban la granja familiar con la esperanza de hacerse un gran nombre.  Les impulsaba el deseo de probar suerte en otros mundos y su fuerza de voluntad allanó el camino hacia sus objetivos. ¿Con qué? Sus herramientas eran sus barcos, sus armas y sus habilidades. La mentalidad vikinga jugó un papel fundamental en el desarrollo de sus conquistas y viajes.

De hecho, muchas piedras rúnicas narran con orgullo historias de personas que se echaron a la mar y a la aventura solo para encontrar la muerte heroica del guerrero lejos de casa. Ese era el nivel.

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No es que para un guerrero vikingo la estrategia, la técnica y la capacidad de usar armas no fuesen habilidades vitales. Sino que igual o más de importante era el concepto de que la lucha traía asociado honor, gloria y un sitio en la mesa con Odín en el Valhalla.  La lucha era mucho más que técnica y armas, era una forma de vida y una forma de vivir juntos, en comunidad. Una forma de pensar y un camino hacia la divinidad.

¿Por qué es esto tan importante? Pues porque los vikingos no eran mejores guerreros que la mayoría de sus oponentes. Ni siquiera estaban mejor organizados para la guerra. Sus armas, por ejemplo, tampoco eran mejores que las de los francos o los anglosajones, exceptuando sus barcos, eso sí. Los barcos eran un portento de la época.

La clave radica en que, a diferencia de la mayoría de las personas que conocieron a los vikingos, los escandinavos estaban aún bajo los antiguos dioses precristianos y sus creencias. Bajo el orden social precristiano. Y en este contexto la guerra, el saqueo y la conquista no solo eran herramientas, sino ideales en sí mismos. El dios más poderoso del panteón nórdico era Odín, el dios de la guerra. E incluso la diosa más poderosa, la diosa del amor Freya, también era una deidad de la guerra.

Para los vikingos, la guerra era divina.

Saqueando, conquistando y colonizando, que es gerundio

Cuando los primeros barcos vikingos zarparon para realizar sus incursiones de saqueo en el fondo lo que estaban haciendo era continuar con una práctica que había existido ya los siglos anteriores. El saqueo no solo se consideraba una actividad que proporcionaba oro y bienes, sino que el honor obtenido a través de esta práctica se consideraba casi más importante que la riqueza. No obstante, si de riquezas adquiridas hablamos, los líderes de estas expediciones estaban obligados a compartir el botín con todos los guerreros, nobles y campesinos, a su cargo. Un líder que no hiciese esto, poco iba a durar siendo líder. Eso era un hecho.

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En cuanto a las primeras incursiones vikingas hemos de decir que no estaban demasiado bien organizadas; eran ataques aleatorios, acciones menores con mucho golpe de efecto y sorpresa: los vikingos llegaban, saqueaban y se marchaban rápidamente con todo lo que habían podido rapiñar. Muchos de los objetos francos, ingleses e irlandeses que se han hallado yacimientos escandinavos de esa época más que probablemente llegaron con esas primeras incursiones.

Los barcos les permitían hacer esto: livianos, con un calado de no más de 80 o 90 cm, eran perfectos para estas incursiones. Podían llegar remando hasta la costa, saltar del barco a tierra, arrasar y robar, todo en muy poco tiempo. Antes de que las víctimas pudiesen pedir ayuda, los vikingos ya se habían marchado. Cuando tú vas, yo vengo de allá.

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Espada germana tipo C con anillo incrustado en el pomo. Francia, iglo VI. Wikimedia Commons.

Estas primeras incursiones, al principio, eran como una especie de sobresueldo.  Las Sagas nos hablan de hombres que eran comerciantes una mitad del año y «vikingos» la otra. Para algunos, sobre todo al principio de la Era Vikinga, los saqueos eran un trabajo estacional, eran vikingos a tiempo parcial.

Pero como todo en la vida, la cosa evolucionó. Para mediados del siglo IX la extensión del saqueo y la conquista ya habían aumentado considerablemente. Ahora lo que asolaba las costas extranjeras eran enormes flotas que no solo partían de Escandinavia, sino de otros territorios conquistados, como Dublín. Ahora estas flotas podían estar formadas por cientos de barcos bajo el liderazgo de un caudillo o un rey.

Las primeras incursiones vikingas, como hemos mencionado, podían compararse con bandas de ladrones. Con el tiempo, los nobles se rodearon de una organización llamada hird, un grupo de guerreros que protegían a su líder. El significado original de la palabra es household (hogar, casa, gente, familiar) y se originó en las granjas o aldeas vikingas. A los miembros del hird se les llamaba housemen o huscarl. Los guerreros también podían recibir el nombre de drenge (muchacho), por lo que se ha podido leer en algunas piedras rúnicas. Al principio un hird consistía en relativamente pocos hombres, quizá la tripulación de un barco pequeño, mientras que avanzada ya la Era Vikinga un rey como Canuto el Grande (n. 9951035) pudo contar con uno de más de 3000 hombres.

El líder era el más destacado de los guerreros y organizaba y se implicaba en la batalla como el que más.  Todo lo que se robaba o conquistaba pertenecía al líder pero, como hemos dicho, este debía repartirlo entre sus hombres. A cambio, los guerreros dependían de su líder y le hacían un juramento de lealtad, un acto mucho más antiguo que los vikingos. Se podía realizar sobre la empuñadura de una espada o sobre un anillo de oro.  De hecho, algunas espadas antiguas tienen anillos de juramento incrustados en el pomo.

La organización de la guerra

Es hora, pues, de hablar sobre cómo se organizaban estos hombres. En todos los territorios escandinavos el arte de la guerra se basaba en el leidang, en nórdico antiguo leiðangr, para entendernos, una especie de sistema de levas. Este término designaba cualquier expedición militar, pero debido a la propia orografía del territorio escandinavo (barreras montañosas en Noruega, bosques impenetrables en Suecia o grandes extensiones boscosas en Dinamarca), el mundo militar estaba tremendamente apegado al mar y el leidang era, esencialmente, una organización marítima,  una leva naval.

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Podríamos decir que era una especie de leva naval pública, que consistía en un número determinado de hombres libres (boendr, bondi en singular) bajo el liderazgo de un monarca (o un caudillo), que era el jefe o líder militar de la expedición. Así pues, el territorio estaba dividido en distritos, llamados skipreiða, y se pedía a los campesinos de cada distrito que proporcionasen un barco o leidangsskip (un barco costero de defensa) con capacidad para unos cuarenta remos, más el equipo de hombres y suministros para unos dos o tres meses, lo que muchas veces solían durar las campañas estivales. En un origen los distritos aun estaban subdivididos en territorios más pequeños y los campesinos de estos territorios debían aportar el personal, el equipamiento y los suministros de un remo del barco.

A cargo del barco, de su tripulación, del armamento y de las provisiones del mismo había un comandante o capitán llamado styrimaðr o styræsmand y aquellos que no cumplían con sus obligaciones cuando eran convocados pagaban una multa al rey.

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En rojo los territorios que dominaba Canuto II de Dinamarca hacia el año 1030

Esto debió ser ya entrada la Era Vikinga, porque este leidang no consta en las primeras expediciones vikingas, así que se desconoce cuanto se estableció el sistema.  Pero para el siglo XI ya era una institución militar establecida y precisamente con este sistema Canuto el Grande se las ingenió para conquistar Inglaterra. Una de las muchas conquistas de los vikingos. Antes de eso debía imperar un sistema bastante similar, pero con un carácter más bien voluntario.

¿Cuándo se convocaba este leidang? Había dos opciones: con fines defensivos y con fines ofensivos.

Con fines defensivos se solía requerir la convocatoria de toda la leva. Cuando los barcos estaban reunidos era cuestión de esperar las noticias del ataque enemigo, así como el lugar planeado para el asalto.

Una vez sabían eso, la función principal de la flota era llevar allí a la mayor brevedad posible a las unidades de combate. En ese lugar contarían, además, con el apoyo de los lugareños, porque todos los hombres estaban obligados a luchar contra invasores. Incluso a los esclavos se les permitía luchar en estas circunstancias (así como probablemente también a las mujeres y a cualquier persona que pudiese ser de ayuda). Como curiosidad, un esclavo podía obtener su libertad si acababa con algún enemigo.

La otra opción era con fines ofensivos, y en este caso solo se seleccionaba o se convocaba una parte del leidang, de la leva, porque no se podía movilizar a todo el mundo, debía quedarse siempre gente en las granjas y en las poblaciones por si en su ausencia hacía falta defender el territorio.

La vela hizo el mundo más pequeño

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A. Brun – Noveau Larousse Ilustré (Larousse XIXs. 1866-1877)

Hemos dicho que sus barcos eran un portento. De hecho, este sistema de levas del que hemos hablado debía mucho de su éxito a la calidad de los barcos. Estos eran capaces de moverse con rapidez y se podían propulsar tanto con remos como con velas. Además, eran tan ligeros que podían ser transportados por tierra de un río a otro para continuar la expedición.

Lo que nos debe quedar claro es que el conocimiento y las habilidades que los vikingos utilizaron para construir sus barcos se habían fraguado durante siglos.  Los hombres del norte (y las mujeres) habían sido un pueblo navegante desde mucho tiempo antes a la Era Vikinga. Desde siempre.  Los constructores de barcos en la Era Vikinga eran hábiles artesanos y sus herramientas estaban altamente especializadas. Todas las tareas involucradas en la construcción de una nave, hasta escoger los árboles, requerían conocimientos especiales. Por ejemplo, algunas partes del barco requerirían que el árbol hubiese crecido de alguna manera particular. Solo por poner un ejemplo. Era conocimiento ancestral, siglos de prueba y error que al final tuvieron su recompensa.

Mucho antes de la Era Vikinga los escandinavos ya viajaban a otros territorios para conseguir bienes, oro o para encontrar una nueva existencia. Pero a partir de finales del siglo VIII los vikingos viajaron mucho más lejos y mucho más rápido. ¿Qué causó estas mejoras? A grandes rasgos, la incorporación del mástil y la vela hicieron el mundo mucho más pequeño. Y más rápido.

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Mapa de la expansión vikinga

El mundo de los vikingos y sus conquistas se expandía desde el Mar Negro y el mar Caspio en el este hasta América del Norte en el oeste. Desde Lofoten, Noruega, en el norte hasta el Mediterráneo y África del Nocrte en el sur. A lo largo de Europa Central y del Medio oeste podían obtener productos de Asia, China y las áreas alrededor del Océano Índico.  No sabemos exactamente cómo de lejos llegaron los vikingos en su viaje por Asia, pero fuentes árabes de alrededor del año 800 aseguran que llegaron a China y allí comerciaron. Algunas prendas de seda halladas en yacimientos podrían corroborar esta idea.

La codicia, el espíritu de aventura y la búsqueda de la fama fueron ciertamente motivos de peso para los viajes de los vikingos. Y estos viajes le siguió toda una estela interacción con otros pueblos y sociedades. El flujo de artículos, productos, personas y capital fue más rápido que nunca hasta la fecha. Se intercambiaron ideas y cultura y la propia cultura de los vikingos se convirtió en un mix cultural creado a raíz de los encuentros que tenían con otros.

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De izq. a dcha. Buda, collar y anillo. Historiska Museet (Estocolmo), septiembre 2017.

En una piedra rúnica de Uppland, Suecia, alzada por un hijo en memoria de su padre podemos que leer que «había estado tanto en el este como en el oeste». Otra nos habla de un vikingo que regresó a casa y con lo ganado compró toda una villa. Un Buda procedente de Afganistán se ha hallado en una tumba en la Suecia central,  y un islandés que regresó a casa mostraba con orgullo las impresionantes túnicas bizantinas que había adquirido al resto de residentes en la isla. Ninguna sociedad, granja o familia quedó al margen de estos viajes y conquistas. El mundo se había vuelto un lugar mucho más interconectado.

Paradójicamente, la eficiencia de los barcos vikingos también provocó su desaparición. El incremento del contacto y el intercambio de ideas y cultura significó que los vikingos se volviesen más parecidos a «otros». Los reyes vikingos y los hombres y mujeres nobles gradualmente fueron adoptando las ideas europeas y cristianas, asimilándose cada vez más, aumentando la brecha entre lo antiguo, que había que abandonar, y lo nuevo, que había que adoptar. La guerra cambió, y la lucha y la conquista ya no eran prácticas vistas como gloriosas y divinas. La gloria de los nuevos dioses ya no se basaba en la riqueza y la guerra, sino más bien todo lo contrario.

¿Fueron, pues, los vikingos conquistadores un poquito conquistados? A medida que avanzaba la Era Vikinga y tenían más contacto con más sociedades y lugares su sociedad fue cambiando. De sociedades tribales asamblearias a monarquías hereditarias por la gracia de Dios, de paganismo a cristianismo (sin despeinarse demasiado, podían añadir un dios nuevo sin problemas). Y así, tantas cosas que terminaron por hacer «desaparecer» a los vikingos. Cuanto más viajaban, cuanto más conquistaban, más conquistados eran ellos por nuevas ideas, estilos y culturas.

Y, al final, sucumbieron.

¿Queréis saber más sobre armento, tácticas y técnicas de guerra vikingas? Pues os dejo unas entradas para satisfacer vuestra curiosidad

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA

JESCH, Judith. The Viking diaspora. Routledge, New York, 2015.

MAGNUSSON, Magnus. The Vikings. Voyagers of discovery and plunder. Osprey, Cambridge, 2006.

PRICE, Neil. BRINK, Stephan. The Viking world. Routledge, Londres, 2016 (2ª ed).

SAN JOSÉ BELTRÁN, Eulàlia. Quiénes fueron realmente los vikingos. Quarentena Ediciones, Barcelona, 2015.

WOLF, Kristen. Viking Age: Everyday Life During the Extraordinary Era of the Norsemen. Sterling Publishing Co Inc, Nueva York, 2013.

V.V.A.A. The Vikings. Osprey, New York, 2016.

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